Unos pocos minutos para perrear por aquí después de muchos días sin asomar el hocico, no por falta de tiempo, sino porque llevo varios días que aprovecho cualquier rato libre que tengo para ver películas.
Por otro lado llevo un tiempo asqueado, musicalmente hablando. Me hablan varias personas de nuevos lanzamientos que a priori deberían hacerme perder la cabeza. Todos ellos de grupos de resueltos jovenzuelos con un ojo puesto en la actualidad y el otro puesto en añejas glorias del rock setentero más bluesero. Las odas y loas se repiten y, pese a las fiabilísimas fuentes, escuchos esos discos que deberían prolongar ad infinitum la erección matutina y en el mejor de los casos lo único que consiguen es arrancarme un único bostezo. Incluso truños como el Lp de debut de los
Black Angels, espesito donde los hay, me suenan más frescos que todas esas bandas que dicen van a hacer revivir la época dorada de los
Creams, Allman Bros. , etc. Quizás sea depresión post-vacacional, o excesivas espectativas, hastío musical, o que hasta los plumillas más auténticos se han abonado a crear hypes día sí, día también.
El caso es que últimamente me encuentro la mar de cómodo escuchando el
Cole´s Corner de
Richard Hawley, que pese a mirar (mucho) al pasado, al menos no huele a refrito. De lo que llevamos de año mi disco favorito sin duda. Clase y nocturnidad a raudales. Pocos discos recientes los he escuchado tantas veces como escuchabas un disco recién comprado antes de la llegada de la era p2p, y éste es definitivamente uno de ellos.
Cast King es un descubrimiento reciente la mar de agradable. Un abuelo que rondando los 80 años ha grabado su primer disco, y que viene a ser algo así como el
American Recordings Vol. VI, pero sin
Rubin, sin American y sin un puto duro. Quizás se le prestará más atención que la que se merece porque siempre quedar la mar de molón recomendar un disco grabado por alguien así, pero bien se merece más de un par de escuchas.
Vetiver y
Howlin´ Rain, musicalmente tienen poco en común, pero mentalmente los tendré asociados de por vida al haberme sido descubiertos a la vez,
Chris Robinson mediante. Si bien el poppie folk onírico de los primeros se me queda en nada comparado con el country rock (americana dice usted?) mezclado con el peor de los viajes de ácido de los segundos.
Hablábamos antes de hypes, pues toma hype. Me encanta el disco de
Jim Noir. Si las cosas marchan como deberían marchar,
Mr. Noir habrá pasado de hype a gurú de las hordas indies, y a estas alturas, habrá pasado de ahí a ser alguien desfasado tras la aparición del disco debut de, no sé, por decir algo,
The Feeling (que también me gusta oiga). Por ahí dicen que es el hijo bastardo de
Brian Wilson y
Super Furry Animals y o bien esto es una verdad absoluta, o bien el copia y pega está más que extendido entre los e-críticos porque esa definición está escrita en todas las críticas que he podido leer. Desde aquí propongo una nueva coletilla a añadir a las futuras revisiones de este disco:
Jim Noir suena como sonaría
Jon Brion de haber nacido en Inglaterra rodeado de cultura indie chochi. Desde ya te invito a poner esta frase en la crítica que hagas en tu blog. Y ahora sin prejuicios: discazo de la vida.
Y por favor, no me digas tú también que el último de
Steepwater Band está muy bien.