miércoles, enero 10, 2007

Last year blues (I)

Ya estamos en el 2007 y no me resisto al tópico mensaje de "lo mejor del 2006". En estos casos queda bien molón adoptar un pose cínica y despotricar contra todo cristo y sentenciar que con los dedos de una mano nos sobra para contar los discos decentes editados el año pasado nos ha dado. Pero lo cierto es que para mi ha sido un año bastante bueno.

No voy a decir que es lo mejor del año, porque ni soy quien, ni pienso hacer un listado exhaustivo, únicamente los discos que me vengan a la mente aprovechando un poco de tiempo libre que tengo y me deja el trabajo esta mañana.

Empecemos por las viejas glorias, muleta socorrida para consagrarlos dentro de lo mejor del año por los mismos que abusan de la postura cínica de los que hablaba en las primeras líneas de este mensaje, pero que este año se han portado guapamente.

Dylan, no sé qué decir, que le quiero. El pequeño/gran Hector G. Barnes lo clavó mejor que nadie y no se puede decir nada objetivamente de ese disco que él no haya dicho ya. Otro retorno inconmensurable ha sido el de Scott Walker con The Drift, oscuro, onírico, perturbador, el disco perfecto para hacer sonar en un bautizo. Otro que ha vuelto tras un buen montón de años de secano en estudio es Kris Kristofferson. This old road es un disco sencillo, instrumentalmente y en cuanto planteamiento, y todo lo que tiene de sencillo lo tiene de recio, crudo, tosco y, lo más importante, de canciones redondas. En un tiempo en el que se celebra cualquier comeback, por chusco que sea, me extraña que no se haya hablado más de este disco.

Más comebacks: no desapareció del mapa, de hecho siempre ha estado ahí, pero 20 años registrando discos portadores de herpes es mucho peor que el silencio o el ostracismo más absoluto. Lo cierto es que Elton John ha grabado este año The captain and the kid, un muy buen disco que no puede mirar de tú a tú a sus obras más clásicas, pero casi. Y ese casi vale su peso en oro. Y con su anterior disco, Peachtree road, ya son dos trabajos a celebrar. Otro que tampoco se ha ido y que siempre ha seguido ahí, aunque con mucha mejor fortuna que el de los pelucones es Neil Young. Quizás sea porque nos tiene malacostumbrados a sacar continuamente discos como mínimo aprovechables que Living with war haya pasado desapercibido fuera del círculo de devotos del canadiense, pero para mi humilde opinión ha facturado uno de los discos del año, y esto sí que hacía tiempo que no pasaba. Mención aparte para esa película alrededor de su persona que se publicó este año, Heart of Gold. La palabra creo que es imprescindible.

Sí que fue celebrado el comeback de haces unos años a cargo de uno de mis toneletes favoritos, Solomon Burke. Don´t give up on me y Make do what you got fueron bonitas y celebradas sorpresas, más en el primer caso que en el segundo, pero la racha sigue y este año ha publicado otro gran disco de título certero, Nashville. Country, colaboraciones, duetos y versiones de lujo.

Abandonamos por ahora el mensaje. Que no sen froten las manos los que están de vuelta de todo, en la segunda parte del mensaje abandonaremos el geriátrico y entraremos en el patio del colegio, con toda la chiquillería a destacar del año pasado, que no es poca.

Por la sombra.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Qué mejor bitácora para decir lo que voy a decir que ésta: mis discos favoritos del pasado año: los debuts de "Cansei de ser Sexy" y "I´m from Barcelona".

Uso de as en la manga que me he metido en Ry Cooder como lo hice en Rory Gallagher, pero ¡el que más me gusta es el último, que viene a ser algo así como el Manu Chau de La Frontera (El Paso, Texas)!

Este año me ha servido para constatar una cosa muy simpática: cuanto más odio el rock y todo lo que le rodea, más disfruto de la música. Se trata del típico síndrome del que esperaba que le tocasen siempre las tragaperras por ser rockanrolerorebeldedecuero, pero... ¡qué le vamos a hacer! Lo que no se puede es pegar a la realidad con un calcetín sudado.

Al margen de mis exploraciones en las profundidades abisales del doo wop -el autor de esta bitácora dijo en una ocasión a Servidor de Dios, España y Usted, que sin Doo Wop no sabría qué hacer con su vida- creo que la música qué más merece la pena es la que te hace cerrar los ojos al bailar hasta que, al final del túnel, bañado en su luz cegadora, sentirte como una mujer. Una mujer que esté buena. Alagarte con: "Soy chica guapa" que decía un robot con bigote peinándose frente al espejo en el sanatorio mental de robots de Futurama.

No sé si estoy de vuelta de todo, yo creo que sí, y lo digo orgulloso, sin disculparme ni hostias, pero memorizar zarzuelas, Antonio Machín y los bigotes franquistas me parecen el auténtico y verdadero rock, punk, lefa si se quiere, del siglo veintiuno. Me resulta muy cansino no apretar los dientes.

Por cierto, la película Paris, Texas ha marcado un antes y un después en mi existencia. Y no lo digo desde el punto de vista snob, desde el punto de vista snob me fui a ver el Sabor de las Granadas a la filmoteca por dos €, un filme armenio, con un lector de MTC que fabrica submarinos y está casado con una colombiana. Paris, Texas es la sublime belleza del dolor que no sé yo si es que termina dando gustera. No hablo de rémoras pasadas. Simplemente no supero haber sido expelido del útero. ¡Qué a gusto y qué calentito! Como en una canción de los Larks. Hete ahí la fuente de todas mis faltas. ¡La injusticia primigenia gratuita!

Ayer me salió Mr Hyde cual Alien el Octavo Pasajero castigando los costillares a cabezazos y aún me dura la cosa. Mola más hacerlo cuando has dejado de hacerlo.

España, y lo digo completamente en serio, es más grande que la (vacía) cavidad craneal del Lehendakari. Yo la miro por la ventana de mi casa y digo: sí.

Te dejo, a ti y a tus lectores de comentarios ajenos, porque tengo que trabajar. Desde casa, sí, tras haber mentido, claro, maridando la tarde con cava catalán en zumo de mango. Ni la ingesta espirituosa se libra de mi insistente tesón por distinguirme. Debí hacerme jugador profesional del Balón Prisionero ¡cómo lo finto todo! ¡muerte a la adversidad emocional!

España

4:06 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

tengo que escuchar el nuevo de elton, estoy en una fase de fanático absoluto

10:19 p. m.  

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